lunes, 9 de junio de 2025

Biografía

VELARDE, José

Poeta y prosista. Nació -1848- en Conil (Cádiz). Murió – 1892- en Madrid. Doctor en Medicina. Renunció al ejercicio de su profesión para trasladarse a Madrid, con su entrañable amigo Juan Antonio Cavestany, con ánimo de dedicarse al periodismo y a la literatura. Publicó sus primeros versos y artículos en la Ilustración Española y Americana.
Escribió en el Imparcial, La Iberia diario progresista, El Heraldo de Madrid, La Época diario moderado, La Correspondencia de España diario noticiero…
Concurrió con asiduidad a la célebre “Cacharrería” del Ateneo, donde hizo gran amistad con Zorrilla, Valera, Echegaray, Campoamor, Balart, Grilo y Ruiz Aguilera. Gracias a la protección económica del rey don Alfonso XII, Velarde pudo evitar una existencia bohemia y azarosa.
Velarde fue uno de los poetas más combatidos por la crítica. En 1888 dio a conocer en el Ateneo de Madrid su poema Alegría, del que Melchor de Paláu emitió el juicio siguiente: “Velarde describe con precisión; es un fotógrafo literario, mejor dicho, un daguerreotipista, pues el color está presente en sus obras; Velarde tiene en sus composiciones fragmentos acertadísimos, versos esculturales modelo de corrección y de armonía, brillantez fulgurosa en muchas imágenes, y, lo que es innegable, descripciones exactas que parecen hechas con paleta y pincel. Puede decirse, en fin, que sus obras son superiores al poeta, que la factura predomina la esencia, y lo grafico a lo ético.”
El valor principal de Velarde es, el de ser uno de los precursores del modernismo en España, juntamente con Reina, Ricardo Gil y Fernández-Shaw.
Obras: Poesías- Sevilla, 1872- Nuevas poesías – Sevilla, 1878-, Teodomiro, o la cueva del Cristo- leyenda- Fray Juan-leyenda-, La venganza-leyenda-, El ultimo beso- leyenda-, La niña de Gómez Arias- leyenda-, Voces del alma- poesías, 1884-, Ante un crucifijo-décimas- El año campestre, Alegría....
También fue autor con su amigo Cavestany de una obra de teatro que se estrenó en Madrid con gran éxito y que tituló: Pedro el bastardo
Sus obras se conservan en el ateneo de Madrid, donde ingresó en el año 1879 con el número de socio 4.267 y en su museo de poetas ilustres, junto a los mas grandes de todos los tiempos, cuelga un cuadro de Velarde pintado por Manuel Fernández Carpio.
En la biblioteca Real se conservan los dos tomos de sus obras completas autografiadas con dedicatorias de Velarde: A S. M. la Reina Regente Dña. María Cristina testimonio de respeto y gratitud, el primer volumen y el segundo: A S. A. R. Dña. Isabel de Borbón Infanta de España en testimonio de adhesión

jueves, 1 de mayo de 2025

Teodomiro o la Cueva del Cristo

Conil

DEDICATORIA

A MI PUEBLO


I

¿Que más fortuna
Que nacer español, oír en la cuna
El clamor de la mar alborotada,
Y abrir los ojos a la luz del día
Donde halle la mirada
Un cielo con el sol de Andalucía?

II

Jamás olvido
El modesto lugar donde he nacido:
De trafalgar las olas arrullaron
De mis primeros sueños la honda calma,
Y después despertaron
Rugiendo a las pasiones de mi alma

Tempestades


A mi querido amigo y maestro el insigne poeta
Don Manuel Cañete

I

Como produce estancamiento insano,
Si es duradera, la apacible calma,
Amo la tempestad embravecida,
Que esparce los efluvios de la vida
Al romper en los cielos o en el alma.

II

El rugiente Océano,
Cuando lo azotan roncos vendavales,
Se corona magnífico de espumas,
Cuaja en su seno perlas y corales
Y vida emana levantando brumas.
El pantano sereno,
Traidor oculto bajo verde lama,
Asilo es del reptil y forma el cieno,
Que, impalpable, mortífero veneno
Por la tranquila atmósfera derrama.

Napoleón

c/ Extramuros
Un Español un Francés y el Poeta


ESPAÑOL

Es sanguinario verdugo.

            FRANCÉS
Héroe y gloria de la Francia.

            ESPAÑOL
De ambición monstruo insaciable,
Que de su renombre en aras
Familias, pueblos, naciones
Destruye con furia insana.

            FRANCÉS
Paladín altivo y fiero
De la honra y de la fama
De su nación, que a la Europa
Sujeta bajo su planta.

            ESPAÑOL
Sus huellas, cual las de Atila
Marchitan, secan, devastan;
Un reguero de sepulcros
En la tierra las señala.

La poesía del Hogar

Conil desde el mar

A GRILO 
con motivo del nacimiento de su hija 
Magdalena

I

Con respeto y amor tu hogar contemplo,
Que al encanto dulcísimo del nido
Une la augusta majestad del templo.

En él no atruena el mundanal ruido,
Ni el mefítico ambiente se respira
De este social pantano corrompido.

De tierna madre, que de amor delira
Por el ser de su ser, se escucha el canto,
Dulce como el acorde de tu lira,

La niña de Gómez Arias


A MI QUERIDO AMIGO Y MAESTRO 

DON ANTONIO SÁNCHEZ MOGUEL

¿A dónde irá, caballero
En su yegua jerezana,
Tan de noche y de camino,
El mancebo Gómez Arias?

No a buena parte, le juro,
Cuando el semblante recata,
Recela de quien le mira
Y todo le sobresalta.

Recelo engendra el delito,
Busca sombra la acechanza;
Que la virtud no huye el rostro,
Ni teme conciencia honrada.

La Fe

Convento de la Victoria
Al cantor de la duda 
el eminente poeta 
D. Gaspar Núñez de Arce

I

La musa del dolor llora, suspira,
Toma del niño el tembloroso acento;
Mas no arranca a las cuerdas de la lira
La voz tonante que estremece el viento
Y en tus sublimes cánticos se admira.
Si cantaste la duda consternado,
Del vate la misión dando al olvido,
Es que, más bien que ciego, deslumbrado,
No sordo a la razón, sino aturdido,
El pensamiento tuyo deliraba
Por la fiebre del genio enloquecido.

II

-La fe agoniza, la virtud acaba,
El valor en los pechos languidece,
Se oculta tras el sofisma,
La esperanza al nacer se desvanece
Y Apolo mudo en su dolor se abisma.
Presa de un infernal desasosiego,
Atropellando, en su apetito ciego,
Derecho, libertad y religiones.
Ritos, tronos, altares, leyes, hechos,
Van en vertiginoso torbellino
Rodando aglomerados y deshechos
Al rudo empuje de fatal destino.
Sucede a la razón la ardiente tea
Y en cabañas, y en tronos, y en altares,
Con roja luz vivísima flamea;
Con el ronco bramido de los mares
Todo en profundo abismo se derrumba,
Y es ya la tierra solitaria tumba
Formada por escombros seculares.

Epístola Necrologica

Calle Cádiz
Dirigida al Sr. D. Gonzalo Segovia Yardizone 
con motivode la muerte del 
Sr. José Fernández-Espino

El mismo soplo que apagó su vida,
Encendió la que existe tras la muerte.
¿ A qué llorar, Gonzalo, su partida,

Si despojado ya del polvo inerte,
Que en el mundo al espíritu encadena,
Goza del justo la envidiable suerte;

En tanto que la vida nos condena
De las pasiones al combate rudo,
A trabajo cruel y amarga pena?

El último beso


Carrillo del pozo en c/ Hospital

AL EMINENTE PINTOR SEVILLANO DON JOSÉ VILLEGAS


INTRODUCCIÓN

Cuando el pesar me acongoja,
O la duda me atormenta,
O en mi corazón la envidia
Hiel escupe y le envenena,

En vez de romper en llanto,
En invectivas o en quejas,
Me refugio en mis memorias
O en mis sueños de poeta.

El Trovador

Parra

A MI QUERIDO AMIGO FRANCISCO ALVAREZ Y ARANDA
I
                                         
                            Natura
Arrogante, esbelto, airoso,
Rosado y blanco color,
Los ojos azul de cielo
Y tan vivos como el sol,
La cabellera ondulante
Acariciando el jubón,
Y rubia cual las espigas
Que el seco julio tostó,
Pendiente el hierro del cinto,
En el bonete el airón
Y el laúd tañendo ufano,
Errante va el trovador,
De monasterio en castillo,
Entonando su canción.
Se ignora quien fue su madre;
No se sabe si nació

El Trabajo

Zurciendo redes (Fontanilla)
I

Cuando el fiat de la nada
Salir hizo el Universo,
Y a un soplo de Dios los seres
En la tierra aparecieron,

A la fuerza poderosa
Del instinto obedeciendo,
El águila, al sol mirando,
Salvó las nubes de un vuelo;

Encrespada la melena,
Corrió el león al desierto,
El jabalí a la montaña,
Y la gamuza a los hielos;

El pez surcó el Océano,
Perseguido y persiguiendo;
Púsose astuto el raposo
Bajo el zarzal en acecho;

El poeta a su musa

Calle Ortega y Gasset 1
(Terraza Titus Bar)


Introducción

I

No seas, no, la víbora maldita
Que muerde y deposita
Dentro del corazón letal veneno;
Ni la ebria bacante desgreñada
Que arrastra desbocada
Honor y vestiduras por el cieno.

II

No sirena que llame engañadora
Con cántiga sonora
A las sirtes fatales de la duda;
Ni el pudor virginal mires esquiva,
Para ir provocativa
Buscando torpe meretriz desnuda.